Hielo.

Aullando.

Fuera de mi piel.

Negro

¡Qué ojos negros, Negro tiene! ¡Qué estrambótica expresión, que hace caer mi presión aun siendo hoja perenne! El amor, que va y que viene, hoy ha escrito en brava mar en negrita el verbo amar y en mayúsculas la muerte, y a Negro la triste suerte lo salva para enfermar. Ya ha pisado tierra firme…

Impredeciblemente ciega

Ciega. Y que los ojos me arden y ya no veo. Ciega. Que de bañar mi faz, he perdido el ego. Ciega. Ay, que la piel desecha, insinúa fuego. Ciega, cieguita, que ya no veo.   Volara o andase lento llevaba en el pelo aromas pertenecientes a Roma, El Cairo, Quito y Alepo. Ya escocía…

Sol

Sol, luz y yo, luz y sol.

El tiempo perfecto.

Cada día que se borra en el calendario, es una ventana abierta sin cristal, que observa al mar. Un vano cada vez más amplio y certero, que va ofreciendo una mejor vista de aquello. Una explicación a las retóricas y a las preguntas sin respuesta de la mente humana. Un antes del después y un…

La turbidez.

Anegados. Los cuerpos completamente destruidos bajo la jurisdicción de sus propios fluidos. No poder con el alma y pujar por la virtud de saber leer entre líneas, rayas, cruces, barras y muros de líquido. Calamidades de goteo mugriento, porque aquello no está limpio, y huesos de cualquier clase, a coste elevado. Eso me quieren vender….

Condena.

Reviven las huellas de un sueño y un dolor, porque fue también pesadilla. Y quedan enfundadas ellas, de un épico modo, negando ser mías. Un vestigio perdido sin eco. Ya casi ni oigo su zarandeo. Ya no es menester el tiempo, ni para hurgar los adentros. Cinco minutos pasados y no referirse al suceso, por…

Snob.

Cuando se toma su tiempo…

…aprecia el todo mucho mejor.

Regenerándonos.

Tres. Ni uno más. Porque… miremos hacia atrás. ¿Qué divisas tú? – Un pasaje hacia la oscuridad. Ajá. Un opaco bulevar repleto de esculturas. Un santuario que da el pésame, a su entrada, a quién busca su dolor… Me quito la venda… y la advierto irse nadando, escapando por ese océano de hojas secas. Las…

Quietud.

Porque contigo respiro.
Sanāṭē.